En la consulta diaria, es muy común recibir pacientes que acuden cuando ya presentan dolor, inflamación o sangrado en las encías. Sin embargo, muchas de estas situaciones se podrían evitar si se priorizara la prevención. Enfermedades como la caries, la gingivitis o la más avanzada periodontitis no aparecen de la noche a la mañana: son el resultado de hábitos inadecuados que, con el tiempo, terminan afectando seriamente la salud bucal.
A continuación, quiero explicarte en qué consisten estas enfermedades y, sobre todo, cómo puedes prevenirlas de manera efectiva.
1. Caries dental: el enemigo silencioso
La caries es una enfermedad infecciosa causada por bacterias que metabolizan los azúcares de los alimentos y producen ácidos que desmineralizan el esmalte dental. Si no se trata a tiempo, puede avanzar hacia capas más profundas del diente, afectando la dentina y la pulpa, lo que puede causar dolor intenso, infecciones y pérdida dental.

Prevención:
- Cepillado dental mínimo dos veces al día con pasta fluorada.
- Uso de hilo dental para eliminar residuos entre los dientes.
- Reducción del consumo de azúcares y carbohidratos refinados.
- Visitas periódicas al dentista para detectar caries incipientes.
2. Gingivitis: cuando las encías dan la voz de alerta
La gingivitis es una inflamación reversible de las encías causada principalmente por la acumulación de placa bacteriana. Se manifiesta con enrojecimiento, sangrado al cepillar y encías inflamadas. Aunque no causa dolor intenso, es una señal de advertencia que no debe ignorarse.
Prevención:
- Higiene oral rigurosa: cepillado, hilo dental y, si es necesario, enjuagues antibacterianos.
- Limpiezas profesionales regulares para eliminar el sarro acumulado.
- Evitar el tabaco, que favorece la inflamación de las encías.
- Control de enfermedades sistémicas como la diabetes, que pueden agravar los problemas gingivales.
3. Periodontitis: cuando la encía ya no puede más
Si la gingivitis no se trata, puede evolucionar a periodontitis, una enfermedad crónica que afecta los tejidos de soporte del diente (hueso, encía y ligamento periodontal). En esta etapa, ya se produce recesión de encías, movilidad dental y, en casos avanzados, pérdida de piezas dentales.
La periodontitis también se ha relacionado con problemas cardiovasculares, diabetes mal controlada y complicaciones en el embarazo.
Prevención:
- Todo lo anterior, pero reforzado con limpiezas más frecuentes y tratamientos especializados.
- Evaluaciones periodontales periódicas, especialmente en pacientes con factores de riesgo.
- Seguimiento profesional estricto y, en algunos casos, tratamientos con láser, antibióticos o cirugía periodontal.
Conclusión: la prevención es tu mejor inversión en salud bucal
En odontología, la prevención siempre será más económica, menos invasiva y más efectiva que el tratamiento curativo. Dedicar unos minutos al día a una higiene dental adecuada, acudir a revisiones periódicas y mantener una alimentación saludable puede marcar la diferencia entre conservar una sonrisa sana toda la vida o enfrentarse a tratamientos complejos y costosos.

En nuestra clínica dental, estamos comprometidos con la educación preventiva y el cuidado personalizado de cada paciente. Si tienes dudas, síntomas o simplemente hace tiempo que no visitas al dentista, agenda tu revisión. Recuerda: la mejor forma de tratar una enfermedad es evitar que aparezca.
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